Nuestros Viajes

Koh Tao

Esta vez, lo que más me ha sorprendido de esta isla es la cantidad de gente que hay, vamos, que se ha puesto de moda. Lo cual, conlleva un ingreso económico increíble para la isla. Lo que también conlleva es que se quiera y se construya más, que haya más residuos y que haya más motos que se alquilan a gente que nunca ha conducido una y que creen que aquí es el mejor sitio para aprender por el mero hecho de ser una pequeña isla de Tailandia. Además, tienen que pensar que son invencibles porque van sin casco. Por ello, se ven un montón de turistas con piernas, brazos y torsos magullados. De todas formas es inevitable, la isla es preciosa y la gente va a venir a conocerla, esperemos que no sea “maltratada”.

Pano-Noght-Tao

Dentro de los residuos, los que más tienden a quedarse por todas partes son los plásticos, pero los habitantes de Koh Tao parecen estar concienciados con ello y en algunas tiendas, como el 7Eleven que aguanta por Tailandia con puño de hierro, se puede leer un cartel preguntando si realmente necesitas una bolsa. También hemos visto un montón de cubos de basura y separan los plásticos manualmente, los juntan, los cargan en un “4X4 Pick Up” y lo llevan a un punto concreto. Lo que no sabemos es qué pasa a partir de ahí pero suponemos que no se tomaran tantas molestias para luego quemarlo.

En el centro de buceo no han habido muchos cambios, sigue hasta el mismo perro simpático de los tailandeses que llevan el alojamiento y la cocina. Mientras, el madrileño, llamémosle como le gusta que le llamen, El Brujo, trae gente a través de internet y el boca a boca gracias al buceo. Es una buena simbiosis y prácticamente todos los centros de buceo funcionan igual.

Barcaza

Estuvimos al sur de la isla, en Chalok Baan Kao, la zona más tranquila, pero aún así, cuando se tumba el sol, los bares se ponen en pie y mientras sólo se oiga a uno de ellos con música pues es hasta agradable, pero cuando se ponen a la vez todos, es un poco cansino.

Noche-Bares

Estuvimos hablando con El Brujo para ver cuando poder hacer una inmersión que tanto deseábamos, sobretodo, después de llevar casi dos años sin hacerlo. Nos comentó que por estas fechas, los vientos vienen del este y trae mares un poco revueltos y de poca visibilidad. Así pues, decidimos esperar a ver si, por casualidad, en un par de días la cosa mejoraba.

Mientras esperábamos hicimos algo que se ha de escribir con mayúsculas: NADA.

Relax-Habitación-

Pero no creáis que ese NADA es aburrido… si no que es descansar,

Relax-

disfrutar, flotar,

Floating

comer,

Comida-Pad-Thai

beber,

Bebida-Chang

es decir “relax”…

Relax-Farola

En estos días llegué a comprender porqué había tantos anuncios de bebidas energéticas y porqué a cada paso, nos topábamos con alguna persona durmiendo en las posturas y zonas más raras. Lo más común era dormir en la primera sombra que pillaran, pero dentro de eso había variaciones como, en el suelo de tierra, arenoso con piedra como almohada o sin piedra, asfaltado, maderas, playa, etc… Luego venían los que usaban las sombras que generaban sus puestos ambulantes para la cabezadita mientras no hubiera clientes a la vista. Por último, los que duermen en escaleras, sillas, piedras, coches o furgonetas y el que más me impresionó; el que duerme en su moto, ahí, en equilibrio entre el manillar y el asiento durante las horas en las que más aprieta el sol. Y es que entre las once y poco y las cuatro y mucho el sol, casca de lo lindo, te deja planchado y te deja sin ganas de nada que no sea estar tirado en cualquier parte o tomarte una bebida energética que te active. Eso o tener una fuerza de voluntad del quince y un bloque de hielo para ir chupando y refrescarte.

Como nosotros tenemos una fuerza de voluntad del dieciséis, tras dos días enteros con sus noches de NADA, decidimos salir a patear hacia zonas que no conocíamos. La isla no tiene más que unos siete kilómetros de largo y unos cuantos de ancho y por mucho que la gente vaya en moto o en taxis, andando se puede llegar a los mismos sitios llevándote como mucho una hora.

Después de sonar el despertador siete veces, tras el balbuceo mañanero entre los que se puede distinguir la frase “siete minutos más…” , bajamos a desayunar. A las once menos diez nos pusimos, mapa en mano, a caminar por la calle principal, destino, una calita en la cara oeste de la isla en la que, por recomendación del Brujo, el mar estaría más tranquilo. Así pues, bajo el principio de lo que sería un calor abrasador que nos esperaba, caminamos por un par de calles hasta llegar a la cuesta… no, esperad, que dicho así no parece lo que era, repito… hasta llegar a: “La CUESTA” (*).

(*) – Esta palabra tiene que retumbar en vuestros oídos como pronunciada por una voz muy grabe y con reverberación).

La-Cuesta-

No he visto una “La CUESTA” (*) así en mi vida, encima rozando los treinta y tantos grados y con una botella de agua que se evaporaba en nuestros gaznates. La gente pasaba en moto o “Pick Up” y todos nos miraban con cara de decir: “Madre mía ¿cómo se les ocurre atreverse con “La CUESTA” (*)?”

La-Cuesta

Sé que no era la mejor de las ideas seguir por ahí con la que caía y pensé en dar la vuelta y dejarlo para otro día un par de veces, pero Tania se negó y es que ella es un poco Chuck Norris; “Retroceder nunca, Rendirse Jamás”. Como es lógico si vas a una playa y subes mucho, al rato tendrás que bajar y eso mola y aún más si luego no vuelves por el mismo sitio

Vuelta-Oeste

y te aventuras a coger un camino que va entre los árboles de una frondosa selva para evitar “La CUESTA” (*).

Vuelta-Oeste-Selva

Así que, un rato después llegábamos a la calita, cansados y bien sudados pero satisfechos.

Calita-Oeste

La playita era pequeña pero agradable.

Buceo Peces-Varios

Alquilamos unas gafas e hicimos un poco de Snorkle sin caer en que la crema solar que nos pusimos antes de salir, ya no valdría para mucho, de modo que tras comer en un restaurante muy rico de la calita con compañía perruna

Perrano

y “reptiliana”

Reptiliano

volvimos a la habitación y comprobamos sobre todo en mi espalda cuán quemado estaba.

Queimada

La experiencia fue grata y a la mañana siguiente repetimos pero para el este, pensando que, como había bajado un poco el viento, el mar estaría bien. La caminata fue también de órdago.

La-Otra-Cuesta

Pese a salir un tiempo antes de lo previsto, el calor también hizo su estelar aparición cuando llegamos a “La Otra CUESTA” (*) y fue entonces cuando la palabra NADA volvió a nuestra cabeza para el día siguiente. Lo malo de esta excursión fue que el mar estaba ventado y revuelto y la playa a la que fuimos estaba sucia, tanto dentro del agua como en la arena, con muchas algas y restos de residuos plásticos.

Mar-sucia

Al menos salieron unas olitas pequeñas con las que me divertí un rato mientras Tania leía a la sombra de una palmera.

Olas

El regreso no se nos hizo tan pesado

Las-Otra-Cuesta-Bajando

pero en un momento dado salieron a nuestro encuentro un par de perros gemelos con los dientes por fuera y ladrando agresivamente cuando nos vieron bajar “La Otra CUESTA” (*) y la verdad es que nos tuvieron en jaque a ambos hasta que le preguntamos a un hombre que si eran suyos, que no lo eran, pero nos dijo que con un grito y zarandeando un palo al aire se irían. Así obré y ante le miedo de que pudieran reaccionar de forma hostil me sorprendió que los dos miraban al palo con los ojos abiertos de par en par y meneando la cola… ¿para qué tanta mala leche si lo que querían era jugar? Tirándoles el palo o alguna piedra para que fueran a por ella, conseguimos seguir nuestro camino y cuando nos fuimos se quedaron tristones por nuestra marcha.

La-Otra-Cuesta-Perros-Gemelos

Hablando de perros, nos reímos mucho de dos que tenían una pose muy humana; uno estaba sentado en la orilla de la playa con medio cuerpo dentro del agua viendo un atardecer

Perro-Agua

y ¿recordáis que dije que se alquilan muchas motos? Pues hasta los perros van en moto.

Perro-Moto

Por fin nos decidimos a hacer una inmersión, aunque no hubiera buena visibilidad. Hacía tiempo que no buceábamos con botella y el instructor que vino con nosotros, que era de “Caí”, nos solventaba las pocas dudas que nos surgieron.

Buceo Pez-Lengua

El tío era muy majete y disfrutaba de aquello una barbaridad. En cuarenta y algunos minutos de paseo en barco llegamos al punto de inmersión.

Buceo-Tania-y-yo-cuerda

Justo antes de bajar, tanto a mi como a Tania nos entró un poco de agobio que supimos controlar y pese a la poca visibilidad, disfrutamos de una inmersión increíble,

Buceo Pared-de-peces

con un montón de vida rodeándonos.

Buceo Pez-pareja

Tanto nos gustó que, tras los minutos de seguridad entre inmersiones,

BuceoPareja-peces

volvimos al agua y aunque en esta no vimos tantos

Buceo-Tania

“pecezotos” si que disfrutamos pasando entre pináculos tremendos

Buceyo

y por huecos,

Cueveando

para nosotros, pequeños.

Buceo-saliendo

Los dos días que nos quedaban para irnos se nos pasaron entre NADA y una excursión a la principal y larguísima playa del noroeste en la que no tuvimos que hacer frente a ninguna “La CUESTA” (*) o “La Otra CUESTA” (*) pero que nos decepcionó increíblemente pues es todo por y para el turista,con una playa enorme, en la que bañarnos nos pareció un poco apurado pues salen barcos y barcas de todas partes y de la que salimos rápido volviendo a nuestra Chalok Baan Kao para charlar tranquilamente con un par de instructores que conocimos allí y que nos dieron ganas de quedarnos un poco más pero, es que hay mucho que ver en Tailandia…

P.D: Os dejo la foto de un amigo que hicimos en la habitación y que nos protegió de los insectos que querían entrar y que sólo escuchábamos de vez en cuando y no conseguíamos retratar… El KecKo!!!

Kekho

1 comentario

  1. Vuestros padres

    Hemos visto dos capítulos que no habíamos leído de vuestro blog. Es muy interesante lo que contáis y las fotos muy ilustrativas. En cuanto a lo de NADA los italianos lo dicen muy bien: «El dolce far niente» que como sabéis significa «El dulce no hacer nada». A nosotros también nos gusta eso pero hace unos días (algo largos) en los que no podemos permitírnoslo. Entre el inminente viaje a La Manga y las obras en cocina y baño no paramos; de quitar cosas de los armarios de la cocina a pensar lo que nos tenemos que llevar de vacaciones. ¡Qué miedo con la araña! era todo un bicho. En cuanto a los perros ya vemos que os hacéis amigos de todos. Nos da mucha envidia eso del buceo, sobre todo a mi y también esos paisajes del lago con las rocas «karstikas». La gente parece muy «pendiente» del turista, naturalmente para sacar provecho, pero es natural. pasa en las mejores familias.
    No os damos más la tabarra que para eso ya tenéis a los mosquitos y las hormigas. Besotes

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