blogVaranasi, ciudad del Ganges (Ganga para los locales), conocida por sus cremaciones a la orilla del rio (vienen gentes de todo el país para despedir a sus seres queridos), conocida también por sus leyendas urbanas acerca de un rio lleno de cadáveres que se notan y se ven cuando decides dar un paseo en barca por él, cosa falsa o al menos nosotros no vimos ninguno, de humanos, porque si que vinos una vaca semi-flotando y un perro que se estaba comiendo a otro tras sacarlo de las sucias aguas. También es conocida por tener un río muy contaminado, siendo objeto de estudio para saber por qué a las gentes de esta gran ciudad dicha contaminación no parece afectarles lo más mínimo ya que la mayor parte de la población, por no decir todos, se duchan, se lavan los dientes, lavan sus ropas, bañan sus vacas y hasta beben su agua, en cambio, si alguno de nosotros, los extranjeros, cayera al agua, alguna que otra buena infección se llevaría de recuerdo. Yo creo en parte que es la fe, para ellos este río es sagrado y es algo que les enseñan desde pequeños, también puede ser por eso mismo, como viene de antaño puede que hayan desarrollado esa inmunidad y se la vayan transmitiendo de generación en generación. Pero esto tan sólo son ideas mías, algún día se sabrá el por qué.
Otra leyenda urbana que merodea la ciudad, es la que dice, y experimenté en mis carnes, que persona que la visita, persona que enferma.
Llegamos a la ciudad a eso de las doce de la mañana y en tuc-tuc recorrimos las calles buscando un Guest House de la guía, con la mala suerte de estar lleno para esa noche. Mientras Nicolás y Tania se pateaban las laberínticas calles de la Old City (en casi todas las ciudades de la India hay una Old y una New City, cuya única diferencia es que en la New hay centros comerciales y venta de grandes marcas) yo esperaba un poco pocho en el Rikshaw. Por fin, encontramos un hotel para esa noche, pero era una cagadilla. La habitación era pequeña, estaba sucia, llena de mosquitos, el agua caliente no salía del todo bien, hacía frío y para colmo a mitad de noche, con lo mal que ya lo estábamos pasando con mi amiga la rusa, es decir, Diarrea (al catarro se le unió un virus estomacal), alguien intentó abrir la puerta un par de veces hasta que un oportuno grito mío hizo cesar en su empeño a quien fuera que fuese.
A la mañana siguiente, desayunamos, dejamos el hotel y aunque malo, empezamos a disfrutar de esa ciudad llena de vida, aun siendo cuna de fallecidos, con un buen ambiente y una energía que se siente en el cuerpo. Cambiamos a la Guest Houses, un hotelito muy acogedor con un jardín interior. Nos tocó una especie de apartamento con dos habitaciones, una de paso al baño donde durmió Nicolás, con nuestra terracita y nuestro espacio para limpiar la ropa sucia, buena comida (yo hice dieta blanda y suero dos días) y llevada por gente muy simpática sintiendo que mereció la pena pegarnos la paliza del viaje hasta allí.
La ciudad tiene el mayor paseo a orillas de un río que jamás he visto. A lo largo de estos paseos encontramos los Ghats, que vienen a ser como unas escaleras, o mejor dicho, como unas gradas pertenecientes a cada uno de los templos que están de cara al río y que descienden hasta sus aguas. Los hindúes tienen un montón de Dioses con sus respectivos templos originarios y otros templos más pequeños en cada barrio y a su vez una representación en cada casa de cada persona. Estos últimos templos pueden ser simplemente una figura casi sin forma de color rojo anaranjado que les es más que suficiente y te encuentras un montón por cada esquina.
En uno de nuestros paseos por los Gaths, se nos acercó un niño de trece años, que chapurreaba español, llamado Deepak que nos sirvió de guía durante un par de días. Nos llevó a comer a un buen sitio, un roof top (azotea) con vistas al Ganga, por supuesto le invitamos a comer, pero tuvimos que insistirle un buen rato, pues quería esperarnos abajo, cosa que nos llama mucho la atención de esta gente, guías o taxistas, que van contigo a todas partes y te esperan el tiempo que sea necesario incluso sin comer. Deepak resultó ser un chaval muy simpático, bien educado y bien entrenado para captar clientes: uno, para el negocio de su tío, una barca para dar paseos por el río en la que nos condujo el propio Deepak hasta la otra orilla. Como estamos en la estación seca la otra orilla está cerca y hay una enorme playa de arena blanca con cacas de vaca donde disfrutamos de una preciosa puesta de sol; y dos, para el negocio de su padre, una pequeña tienda de telas en la planta baja de la casa, en la que viven todos los familiares, unas veinte personas. Tras enseñarnos toda la casa y conocer por lo menos a diez de los veinte, pasamos a ver que telas tenían, no sin antes ver un álbum de fotos dedicado a la visita de la actriz Goldie Hawn a su hogar hace ocho años la más reciente y veinte años antes la primera. Las telas eran de muy buena calidad, seda, pashmina, cachemira (hay diferencia de una a otra). Lo malo es que eran muy caras y un tanto difíciles de regatear, aunque no salimos con las manos vacías no nos las llevamos llenas.
Deepak nos llevó al Golden Temple en donde experimenté la sensación de ser alguien peligroso. Al llegar todos los policías que había (y había bastantes) me miraron con caras serias, de desconfianza, se acercó uno y a la vez que me pedía el pasaporte me preguntaba a qué religión pertenecía, al cristianismo le dije, pues tienes pinta de pakistaní, me contestó, y aquí no pueden pasar los musulmanes. Se ve que ha habido algún que otro intento de atentado en dicho templo por pakistaníes. Tras devolverme el pasaporte y alguna que otra sonrisa, falsa, me dejaron pasar, pero dentro resultó ser incomodo con bastantes miradas sobre mi, por lo que Tania y yo salimos en breve.
Nuestro joven guía también nos llevó a una ceremonia que se hace todas las noches en donde unos jóvenes Brahmanes, sobre unos pequeños altares con velas y delante de la representación de un Dios, recitan mediantes cánticos los Vedas (textos sagrados), a la vez que queman incienso en unos cuencos y prenden más velas en una especies de pirámide pequeña y redonda. No nos enterábamos de nada de los Vedas, están en sánscrito, pero la ceremonia es impresionante, cargada de energía transmitida por los Brahmanes y por todas las personas allí presentes que acompañan los Vedas.
El catarro fue remitiendo, pero como no me pude tomar nada por la diarrea algo se me bajó al pecho y el asma me acompaña todas las tardes-noches pero eso no me impide, como lo hizo el estar suelto de la tripa, ir a visitar cosas, por lo que contratamos en la Guest house una salida a las cinco de la mañana (con el frío que hacía) en bote para ver el amanecer y depositar una vela con unas flores sobre el agua del Ganges y pedir un deseo, lo malo es que yo, con las manos frías, no atiné a dejarla bien y se fue al fondo, Tania la puso bien pero una ráfaga de viento la apagó…qué ruina!!, bueno al menos disfrutamos del amanecer. Cuando llegamos de vuelta nos fuimos a la cama derechitos, teníamos un par de horas para luego volver a salir de excursión con un guía y conductor de Tuc-tuc, esta vez para ver los templos más importantes, que fueron cuatro, pero de los cuales dos fueron los que más nos gustaron. El de los monos o Hanuman, donde vimos un montón de macacos cabroncetes que campaban a sus anchas por el jardín que tenía a la entrada. Uno de ellos le robó el gorro a un niño y se subió a un árbol mientras la gente le gritaba para que lo soltara, pero ni de coña. En este templo nos pusimos la gota roja en la frente como bendición y vimos un montón de gente rezando con un librito que dejaban una vez acabado su rezo y que no pudimos coger de recuerdo, en los templos todo está muy controlado y en ninguno pasamos con zapatos.
El siguiente fue el de Shiva, el Dios de la destrucción y de la regeneración. Este Dios tiene una historia, de tantas, que me llamó la atención. Se ve que a Shiva le gustaba irse de retiro al Himalaya a rezar de vez en cuando. Una vez se fue y dejó a su mujer embaraza sin saberlo antes de irse. A su vuelta, encontró que había un niño en la casa que no le permitía entrar pues pensaba que aquel señor, Shiva, era un ladrón, por lo que se pelearon a muerte y Shiva le cortó la cabeza. Cuando la mujer se enteró de lo sucedido, obviamente se enfadó muchísimo y se entristeció aún más. Shiva, al saber que había matado a su hijo quiso enmendar la situación y al salir de casa encontró una cría de elefante, le cortó la cabeza, se la puso al cuerpo de su hijo y este cobró vida de nuevo. Por eso, su hijo Ganesha (Ganesh para los amigos) es humano con cabeza de elefante.
El templo estaba en el campo universitario. Según nos contó Monu, el guía, era la mejor universidad de toda el país pero bastante cara. Era el sitio más limpio que hemos visto en la India, cuidado con mimo y apreciado por todos por tener el templo de Shiva en donde nos mojamos el pelo con un agua que salía de una representación del Dios para que nos diera fuerza interior.
La estancia en Varanasi fue muy agradable pero hay muchas cosas que ver y queríamos cambiar un poco de aires y Nepal estaba relativamente cerca, por lo menos la frontera, Sonauli.
Me has dejao loco con lo de «… una pirámide … y redonda…». Ponte güneo Juan.
jajaja eres un cachondo!!!! no se te escapa una eh? me refería a un cono…Tania se ha partido de risa… de mi jajaja piramide redonda jajajaja
Eres un cachondo!!!
Y solo puedo decirte tingu maria
JAJAJAJA qué bueno!!! qué memoria tienes ya ni me acordaba…tú si que eres un cacho ondo..
Espero que estés mejor!! Como me gusta leeros…se lo leo a Adri q se solidariza contigo tirándose algún pedetillo! Jeje. Bs y seguis disfrutando!
que chulo lo de la vela en el río aunque tu nunca has tenido muchas luces…encendidas, se entiende, ya sabes que papa nunca nos dejaba salir del cuarto sin apagarla…
Es curioso las cosas en las que cree la gente…resucita a su hijo poniendole una cabeza de elefante…pero lo mas increíble es que se la corta a un elefante 1º!!! pero ahí está, por que no decirlo, la virgen de atocha y su leyenda. un campesino sale a rezar a una pequeña ermita encontrando la estatua de la virgen fuera de su sitio, en el campo exterior de la ermita. Decide construir otra ermita mejor donde estaba esta con otros campesinos y en ello estaba cuando se entera de que los moros están cerca. Por miedo a lo que le harían a su mujer e hija mientras él está construyendo la ermita las corta la cabeza, para evitar el sufrimiento…en fin no bastaba mandarlas a otra ciudad, y terminan el templo, el tal ramirez vuelve a casa triste y al llegar su familia esta viva solo un hilillo de sangre rodea sus cuellos como recuerdo de la decapitación.
Ya ves, lo de decapitar a alguien no es tan mortal como parece…Recuperate, aunque supongo que ya estarás como una rosa cuando leas esto. Estos últimos días Emma no me da mucho cuartelillo y voy muuuu retrasada en el blog. La pobre tiene muchos mocos y se la tapona mucho la nariz, como no sabe lo que la pasa ha estado unos dias sintiendo «ahogo» hasta que respiraba por la boca…creo que ya ha aprendido porque ahora duerme mejor…y nosotros…besos